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LIBRO:


SALMO 46 (45)

1 Del maestro de coro. De los hijos de Coré. Para oboes. Cántico.

2 Dios es para nosotros refugio y fortaleza, un socorro en la angustia siempre a punto.

3 Por eso no tememos si se altera la tierra, si los montes se conmueven en el fondo de los mares,

4 aunque sus aguas bramen y borboten, y los montes retiemblen a su ímpetu. (¡Con nosotros Yahveh Sebaot, baluarte para nosotros, el Dios de Jacob!) = Pausa. =

5 ¡Un río! Sus brazos recrean la ciudad de Dios, santificando las moradas del Altísimo.

6 Dios está en medio de ella, no será conmovida,Dios la socorre al llegar la mañana.

7 Braman las naciones, se tambalean los reinos, lanza él su voz, la tierra se derrite.

8 ¡Con nosotros Yahveh Sebaot, baluarte para nosotros, el Dios de Jacob! = Pausa. =

9 Venid a contemplar los prodigios de Yahveh, el que llena la tierra de estupores.

10 Hace cesar las guerras hasta el extremo de la tierra; quiebra el arco, parte en dos la lanza, y prende fuego a los escudos.

11 ¡Basta ya; sabed que yo soy Dios, excelso sobre las naciones, sobre la tierra excelso!

12 ¡Con nosotros Yahveh Sebaot, baluarte para nosotros, el Dios de Jacob! = Pausa. =

1. Tipo de salmo

Es un cántico de Sión. Su tema central es la ciudad de Jerusalén, también llamada Sión (5-6).

2. Cómo está organizado

Hay un estribillo que aparece en tres ocasiones (4b.8.12), separando tres estrofas: 2-4a; 5-7; 9-11. En la primera de ellas (2-4a) se afirma que Dios es refugio y fuerza del pueblo en medio del caos universal. Se habla de «peligros» (2), de terremotos y maremotos (3-4a). Estas imágenes aluden a la situación que vive el pueblo en ese momento. No se trata de un caos universal en sentido real, sino figurado.

Conviene hacerse una idea de cómo imaginaba la tierra el pueblo de la Biblia. Creían que era una superficie plana que descansaba sobre las aguas. Por encima de ella, estaba el cielo, en forma de bóveda. Dicho de otro modo, imaginaban el cielo como si fuera una especie de palangana boca abajo, sostenido sobre la tierra por unas columnas invisibles. Estas columnas (las montañas) tenían sus cimientos en el fondo del mar, que estaba debajo de la tierra. Podemos, entonces, imaginarnos la siguiente escena: la tierra tiembla (un terremoto), y las montañas que sostienen el cielo se resquebrajan y se desmoronan en el fondo del mar a causa de un maremoto. El cielo se precipita sobre la tierra. Es el caos total, el fin del mundo. Pues bIen, este salmo dice que, aunque suceda todo esto, «Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, defensor siempre alerta en los peligros» (2). Pero no podemos olvidar que se trata de una imagen que nos remite a otra realidad, la situación que estaba viviendo el pueblo que dio origen a este salmo.

El estribillo (4b.8.12) asegura la presencia del Señor de los ejércitos en medio del pueblo. En tiempos de la conquista de la tierra y en la época posterior, los ejércitos del Señor eran los soldados israelitas, el ejército de Israel. El Señor era visto como una especie de comandante militar. En tiempos de exilio, su ejército pasó a estar formado por las estrellas y los astros del cielo. El estnbillo presenta al Señor como un alcázar, lugar de refuglo y de defensa contra el enemlgo.

La segunda estrofa (5-7) habla de las corrientes de agua que dan vida a Jerusalén, ciudad en que se encuentra el templo (morada del Altísimo). No vacila, porque Dios está en medio de ella. En la ciudad reina la paz (el nombre «Jerusalén» significa «ciudad de la paz»). No hay nada que temer, aunque se produzca un «terremoto» de naciones, es decir, aunque estallen conflictos internacionales de grandes proporciones.

La tercera estrofa (9-11) invita a contemplar las obras de Dios no sólo en Jerusalén, sino en todo el mundo: él es quien crea la paz universal, destruyendo todas las armas e ingenios de guerra y de muerte. Enciende una inmensa hoguera con los arcos, las lanzas y los carros de guerra. Se invita a todo el mundo a rendirse a este Dios, más alto que los pueblos, más alto que la tierra.

3. ¿Por qué surgió este salmo?

La situación que originó este salmo es muy clara. En el año 701 a.c., Senaquerib, general asirio, tuvo que levantar el cerco de Jerusalén. Había sometido la ciudad a asedio con la esperanza de que, por falta de agua, la población se entregaría. Ezequías, rey de Judá, previendo la poslbllIdad de una circunstancia semejante, emprendió una gigantesca obra de ingeniería. Mandó excavar un túnel para conducir al interior de la ciudad las aguas de la fuente Guijón, que estaba fuera de sus muros. Se hizo cubrir la superficie de la fuente. El túnel pasaba por debajo de las murallas de Jerusalén, llevando las aguas hasta una gran cisterna, que se llamó la piscina de Ezequías (2Re 19,20).

Los asirios esperaban de un momento a otro la rendición de la ciudad. Pero Jerusalén continuó con su vida normal, con suficiente agua para beber y para los sacrificios del templo (5). La peste acabó con la vida de muchos miembros del ejército asirio, lo que obligó a Senaquerib a regresar a su tierra para no perder el resto de sus soldados e incluso su propIa vida (2Re 19,35, 1s 17,14). Al día siguiente, al despertarse, los habitantes de Jerusalén encendieron una gigantesca hoguera en la que quemaron todas las armas. El pueblo atribuye lo sucedido a la acción del Señor, que extiende su poder de paz hasta los confines del mundo (9-11).

Así pues, este salmo habla de la superación de un conflicto internacional de graves consecuencias. Las imágenes de caos de la primera estrofa (terremotos, maremotos) hablan de la angustia y las dificultades con que vivía la población de Jerusalén. A pesar de ello, la ciudad y el pueblo tenían una confIanza inquebrantable en el Señor, refugio, fuerza y alcázar.

4. El rostro de Dios

Este salmo muestra un rostro extraordinario de Dios (a pesar de que se le presente como Dios de la ciudad y del templo, ignorando al pueblo del campo): aliado fiel, refugio, fuerza, alcázar, capaz de mantener inconmovible la confianza del pueblo y de la ciudad amada, a pesar del caos internacional y de las amenazas del extranjero. Es el «Dios-con-nosotros» que canta el estribillo, el Dios de la Alianza que no permite que vacilen ni el pueblo ni la ciudad, pues habita en medio de ellos. Los escucha cada mañana, a la hora de los favores divinos. Este retrato de Dios se amplía, convirtiéndose en el Señor universal, creador de la paz entre todos, más alto que los pueblos, más alto que la tierra.

Mateo presentó a Jesús como el «Dios-con-nosotros» (Mt 1,23), aquel que inspira confianza porque venció al mundo (Jn 16,33), dominó la violencia del viento y del mar, que le obedecen (Mc 4,35-41). Venció incluso la muerte, convirtiéndose en el primogénito de los que resucitarán de los muertos (Ap 1,5). Es el portador de la paz, fruto de su victoria sobre la muerte (Jn 20,21).

No obstante, Jerusalén rechazó a Jesús. Lucas (13,34-35; 19,41-44) nos muestra a Jesús llorando por Jerusalén, pues no acogió a quien le hacía una propuesta de paz.

5. Rezar el salmo 46

Podemos rezado cuando queremos incluir en nuestra oración la situación en que se encuentran nuestras ciudades; cuando sentimos una gran confianza en Dios; cuando necesitamos confiar a pesar de los conflictos; cuando deseamos que la paz abrace el mundo...

Otros salmos que son cánticos de Sión: 48; 76; 84; 87; 122; (132).


Bortolini Jose. (2002). Conocer y rezar los Salmos. MADRID: SAN PABLO.
Los textos fueron tomados de la Biblia de Jerusalén.