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LIBRO:


LA LÍRICA BÍBLICA

Después del Pentateuco y de los Libros Históricos, nos encontramos en nuestras Biblias con otro bloque de libros que lleva el título de Libros Poéticos y Sapienciales. Por nuestra parte, al hacer la clasificación de los diversos géneros literarios que encontramos en la Biblia, consignamos la Lírica y la Sabiduría. En nuestras biblias están entremezclados estos libros líricos y sapienciales, por cuanto que muchos de esos libros sapienciales emplean en su expresión el lenguaje poético. Nosotros vamos a estudiarlos por separado. Dedicamos este capítulo a la Lírica; el siguiente lo dedicaremos a la Sabiduría.

1. LENGUAJE POÉTICO

El ámbito de la poesía hebrea es más amplio que el de la lírica. Hay otros libros que también emplean el lenguaje poético, por ejemplo muchos de los sapienciales. Lo que vamos a decir ahora vale para todos ellos.

Como todas las literaturas, la hebrea tiene un lenguaje poético (métrica) sujeto a unas normas, que son las que producen el ritmo poético. Este ritmo se consigue en la poética hebrea:

1) Con la sucesión de sílabas tónicas y sílabas átonas. Cada verso consta de un determinado número de sílabas acentuadas, cuya repetición continuada produce el ritmo. Cada versículo cuenta normalmente con dos miembros (dístico) de tres acentos (3 + 3; a veces 3 + 2 en el ritmo elegíaco); hay casos en que el versículo consta de tres miembros.
2) Con el paralelismo; que consiste en formular el mismo pensamiento en los dos momentos o miembros de cada versículo. Esta repetición del mismo pensamiento puede ser por sinonimia, antítesis o síntesis. En el primer caso, el segundo miembro completa el pensamiento con una frase sinónima ("El que habita en el cielo sonríe - el Señor se burla de ellos", Sal 2, 4). En el segundo, lo completa con una frase opuesta ("Por eso aprecio tus decretos - y detesto el camino de la mentira", Sal 118, 128). En el tercero, lo completa con una circunstancia de causa, modo, consecuencia, etc. ("En paz me acuesto y enseguida me duerno - porque tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo", Sal 4, 9).
3) Con la rima y otros recursos de carácter sonoro; pero son menos frecuentes (por ejemplo, palabras gancho: "¿De dónde me vendrá el auxilio? - el auxilio me viene del Señor", Sal 120, 1-2; "El Señor te guarda de todo mal - él guarda tu alma", Sal 120, 7).
Al igual que en otras literaturas, el lenguaje poético no sólo se manifiesta con la métrica, sino también, y sobre todo, con un vocabulario más escogido, con el hipérbaton, con el estilo conciso, con la plasticidad de las imágenes, etc., y, sobre todo, con la vivencia del poeta.

2. LA LÍRICA BÍBLICA

El contenido de la lírica bíblica es el mismo que el de otras literaturas, expresa diversos sentimientos: amor, dolor, alegría, alabanza, agradecimiento... Estos sentimientos surgen ante la contemplación de la realidad, tanto personal como colectiva y, generalmente, son expresados en diálogo profundo con Dios. Se trata, pues, fundamentalmente de una lírica religiosa en la que Dios está presente de alguna forma, al menos interpretativa.

Los libros de la Biblia que caen dentro de este género son: los Salmos, el Cantar de los Cantares, y las Lamentaciones; esto no quiere decir que no se encuentren muestras del mismo en otros libros; baste recordar los cánticos de Moisés (Ex 15; Dt 32), el cántico de Débora (Jc 5), etc.

3. EL LIBRO DE LO SALMOS

a. Generalidades
1. El nombre: En hebreo: tehil-lim; significa: himnos; pero este título sólo sirve para cierto número de salmos. En griego: psalterion; propiamente significa el instrumento de cuerda que acompañaba el canto.
2. Contenido: Se trata de un libro de oraciones, integrado por 150 poemas, independientes entre sí por temática y autor, agrupados en 5 opúsculos que concluyen con sus doxologías respectivas (final de salmos 40, 71, 88, 105 y 150).
3. Numeración: Es distinta la del texto hebreo y la de las traducciones de los 70 y Vulgata; la primera se encuentra en libros exegéticos y ediciones modernas de la Biblia, la segunda en los libros litúrgicos. Esta es la que empleamos aquí.

Exegéticos Litúrgicos
Salmos 1 a 8 Salmos 1 a 8
Salmo 9 Salmo 9, 1-21
Salmo 10 Salmo 9,22-39
Salmos 11 a 113 Salmos 10 a 112
Salmo 114 Salmo 113, 1-8
Salmo 115 Salmo 113, 9-26
Salmo 116, 1-9 Salmo 114
Salmo 116,10-19 Salmo 115
Salmos 117 a 146 Salmos 116 a 145
Salmo 147,1-11 Salmo 146
Salmo 147,12-20 Salmo 147
Salmos 148 a 150 Salmos 148 a 150

4. Época de composición: Entre los siglos X y III a. C.; gran parte son posteriores al destierro, una vez restablecido el culto en el Templo, época de preponderancia de los cantores.
5. Autor: Poco se sabe sobre sus autores. A David se le atribuyen 73, pero las verificaciones históricas impiden atribuírselos de verdad. No obstante pudo existir un núcleo de salmos auténticos de David, dado su papel importante en el origen de la lírica religiosa hebrea.
6. Inscripciones: Suelen llevarla casi todos los salmos y corresponden a su primer versículo. En ellas figuran ciertas indicaciones: persona encargada de su ejecución, instrumento, clase de salmo, autor... Son de redacción tardía.
7. Los salmos y el culto: Cierto que algunos salmos han podido ser escritos como expresión de vivencias personales, pero la mayoría están compuestos en orden al culto público, e incluso los salmos personales han sido posteriormente asumidos y adaptados para el servicio del Templo. Sin embargo, carecemos, en general, de datos para concretar la ceremonia o fiesta a que cada uno de ellos estaba destinado. Los salmos fueron el cantoral del Templo y de la sinagoga y posteriormente lo son de la Iglesia cristiana.
8. El revestimiento: En muchos salmos podemos distinguir un doble plano: el plano real, que es la situación de Israel o del creyente que ora, y el plano del revestimiento, que es la imagen o dramatización de esa situación real: acusado inocente, leproso humillado...
b. Clasificación
Se ofrecen muchas clasificaciones o catalogaciones de salmos. Vamos a atenernos a la más general: himnos, súplicas y acción de gracias; teniendo en cuenta que ni son los únicos géneros empleados, ni todos los salmos se pueden catalogar fácilmente dentro de cada uno de esos grupos. Seguimos de cerca la clasificación de la Biblia de Jerusalén.

1. Himnos
Como lo indica la palabra, son salmos cuyo objeto principal es la alabanza a Dios.

— Estructura:
• Suelen comenzar con una invitación a la alabanza.
• El cuerpo del himno detalla los motivos de la alabanza; funda mentalmente son dos: por la naturaleza: Dios admirable en la creación; y por la historia: Dios digno de alabanza por su presencia en la historia del pueblo de Israel.
• La conclusión repite la introducción o contiene una oración.
— Catalogación:
 Son himnos los salmos: 8, 18, 23, 28, 32, 45-47, 64, 67, 75, 83, 86, 91, 92, 95-99, 102-105, 112, 116, 121, 131, 134, 135, 145-150.

— Especies: 
Dentro de los himnos destacamos estos dos temas:

• Cánticos de Sión
Parece ser que con ocasión de la fiesta de las Tiendas había una celebración que tenía como objeto festejar la elección de la ciudad de David y la supremacía del Templo de Jerusalén; con esta ocasión se celebraba una procesión (Ver salmos: 45, 47, 75, 86, 131).
Un subgrupo dentro de los Cánticos de Sión lo forman los Cantos de peregrinación, que cantan la alegría de los peregrinos al llegar a Jerusalén. En ellos podemos encontrar estos elementos: Exclamación inicial de alegría, intercambio de saludos, catequesis en las puertas, ora-ción de los peregrinos, fórmula de acogida (Ver salmos: 83, 90, 121).
• Salmos del Reino de Dios
Estos salmos celebran el Reino universal de Yahvé. Como si de un rey terreno se tratara, podemos distinguir en ellos dos posibles momentos: la entronización o cortejo real y el homenaje al rey sentado ya en su trono (Ver salmos: 23, 28, 46, 67, 92, 95-98).
2. Súplicas
Los salmos de súplica, en sus diversas modalidades, constituyen, sin duda, el conjunto más numeroso. Como el nombre lo indica, se trata de salmos que se dirigen a Dios para pedirle algo.

— Estructura
• Preámbulo, que contiene invocación inicial y súplica de carácter general.
• Cuerpo del salmo, que contiene la petición concreta, acompañada de los motivos de persuasión: estado lamentable del suplicante, inocencia... (subjetivos), y generosidad manifestada por Dios en anteriores beneficios (objetivos).
• Conclusión hímnica: Expresión de confianza, incluso de certeza, de ser escuchado, y acción de gracias.
— Especies
A simple vista observamos que hay súplicas colectivas e individuales. Conviene tener presente, no obstante, que muchas súplicas individuales en el fondo pueden ser súplicas colectivas; la forma personal no será más que un `revestimiento' para dramatizar mejor la súplica de Israel (el enfermo, el leproso, el calumniado... no sería en realidad más que el pueblo de Israel).

1) Súplicas colectivas
La ocasión de las súplicas colectivas puede ser un desastre nacional, una necesidad común, el reconocimiento de los pecados colectivos. Podemos considerar como súplicas colectivas los salmos: 11, 43, 59, 73, 78, 79, 82, 84, 89, 105, 122, 128, 136.
2) Súplicas individuales
Hay numerosas y de contenido muy variado, ya que las necesidades que experimenta el hombre son también muy diversas; se pide, sobre todo, verse libre de la enfermedad, de la calumnia y del pecado; surge también la súplica ante la persecución, el destierro, la vejez, el peli-gro de muerte... De este tipo son los salmos: 3, 5-7, 12, 16, 21, 24, 25, 26, 27, 30, 34, 37, 38, 41, 42, 50, 53-56, 58, 62, 63, 68-70, 76, 85, 101, 119, 129, 139-142.
3) Súplicas especiales
Como tales podemos considerar aquellas que se salen del esquema o estructura general: lamentación, cuando la queja ocupa prácticamente todo el salmo (v. gr. 87); imprecación, cuando la imprecación no es un simple elemento dentro de la súplica, sino que toda la súplica se convierte en imprecación (v. gr. 108).
A propósito de este aspecto `imprecatorio' que observamos en muchos salmos, y que choca con nuestra mentalidad y sensibilidad actuales, convendrá tener presente lo siguiente:
– Muchos de esos pasajes imprecatorios no son la oración del salmista, sino la reproducción de las palabras lanzadas contra él por su enemigo (v. gr. vv. 6-19 del s. 108).
– En un régimen de retribución temporal, que era el del AT, estas imprecaciones expresan una exigencia de justicia, el restablecimiento del orden quebrantado.
– Esas expresiones, fruto de la fantasía y temperamento oriental, hay que considerarlas como fórmulas estereotipadas y como ropaje con el que se revisten las ansias de liberación y justicia.
– Cuando tienen un carácter colectivo, la maldición va contra los que atentan contra Israel y su alianza con Yahvé.
3. Acción de gracias
La acción de gracias puede aparecer al final de los salmos de `súplica", pero a veces la acción de gracias es lo que da sentido a todo el salmo. Estos salmos fueron compuestos probablemente, o por lo menos se emplearon, con ocasión de celebrar los sacrificios de acción de gracias. De ahí su estructura:

— Estructura:
El agraciado se acerca al altar rodeado de los sacerdotes y de sus acompañantes y se dirige a ellos en estos términos:

• Invitación hímnica a que se asocien a su acción de gracias.
• Relato de la intervención divina: descripción del peligro sufrido, oración dirigida a Dios, respuesta de Dios con su intervención salvadora.
• Lección de este suceso: exhortación a alabar a Dios, lo que con frecuencia deriva hacia consideraciones de tipo didáctico o sapiencia.
• Un último momento, sin estructura muy fija, en que se hace mención del sacrificio, invitación al banquete...
— Especies
Pueden tener carácter colectivo o individual. En el primer caso, el pueblo da gracias por la liberación de un peligro, por la abundancia de las cosechas, por los beneficios concedidos al rey... Para las acciones de gracias individuales existían formularios estereotipados. Salmos de acción de gracias: 17, 20, 29, 31, 32, 33, 39, 64-66, 91, 102, 106, 114, 117, 123, 128, 137, 143.

4. Géneros mixtos
El hecho de establecer los tres géneros anteriores no quiere decir que todos los salmos puedan catalogarse dentro de sus límites; con frecuencia aparecen salmos en que se mezclan y entrecruzan las diversas actitudes. Tenemos además:

– Salmos didácticos, en los que predominan temas sapienciales; por ejemplo: 1, 111, 126.
– Oráculos; salmos de marcado signo profético, pronunciados por sacerdotes o profetas durante las ceremonias del Templo, aunque no todos tengan esa conexión con el culto. Salmos: 2, 49, 74, 80, 81, 84, 94,109.
– Salmos reales y mesiánicos. Es decir, salmos relativos al rey, que pueden ser: oráculos en favor del rey (2, 109), oraciones por el rey (19, 60, 71, 88), acción de gracias por el rey (20), oraciones del rey (17, 27, 62, 100), canto real de procesión (13
Estos salmos pueden estar evocando una entronización o su aniversario. Los que pertenecen a época posterior al destierro... recuerdan una ceremonia anterior, que ya no se celebraba en aquel tiempo. En efecto, no es una entronización cualquiera la que se celebra, sino la del rey Mesías. Se trata de mantener, no sabemos de qué manera, pero sí en una celebración concreta e impresionante, la esperanza mesiánica.
Esta esperanza seguía viva entre los judíos en vísperas del comienzo de nuestra era y los cristianos vieron su realización en Cristo... En la misma perspectiva, el NT y la tradición cristiana aplican a Cristo otros salmos que no eran salmos reales, pero que expresaban por anticipado el estado y los sentimientos del Mesías, el Justo por excelencia (15, 21; pasajes de 8, 34, 39, 40, 67, 68, 96, 101, 117, 118). Asimismo, los salmos del reino de Yahvé han sido relacionados con el reino de Cristo.

4. EL CANTAR DE LOS CANTARES

— Título: "Cantar de los Cantares" es la traducción que los 70 y la Vulgata hacen del título hebreo 'sir assirim', y que quiere decir el 'cantar por excelencia' o el `cantar más bello'.
— Autor: En el v. 1 se dice: "Cantar de los Cantares, de Salomón; esto, sin embargo, no responde a la realidad; se trata de una atribución, lo mismo que sucede con otros libros de carácter sapiencial del AT, motivo por el que figura entre los libros sapie
— Fecha de composición: No es fácil determinarla; suelen situar el momento de su composición en el s. V, después del destierro, por los arameísmos y palabras persas que en él se encuentran.
— Estructura del libro: No se trata de un libro unitario, es decir, que tenga un argumento que se va desarrollando progresivamente desde el principio hasta el final; se trata más bien de una colección de cantos o poemas que son independientes entre sí.
— Temática e intención del libro: Si prescindimos de que este libro está incluido en la Biblia, al leerlo diríamos que es una colección de poemas de amor de un refinado poeta. Este es el motivo de que hayan surgido dudas sobre su canonicidad, lo que dio pie a la interpretación alegórica que ha sido común a lo largo de muchos siglos. Sin embargo, entre los comentaristas actuales se tiende a eliminar esta interpretación alegórica, quedándose en su interpretación más literal.
Enseña a su manera la bondad y la dignidad del amor que acerca al hombre y a la mujer, destruye los mitos que se le adherían entonces y lo libera de las ataduras del puritanismo como también de las licencias del erotismo. No debe perderse esta lección para nuestra época. Por lo demás, es lícito, por encima del sentido literal, aplicar el Cantar a las relaciones de Cristo con la Iglesia, o a la unión de las almas con el Dios de amor, y esto justifica el uso admirable que de él hicieron místicos como San Juan de la Cruz.

5. EL LIBRO DE LAS LAMENTACIONES

— Título: En hebreo 'ginot' = 'llantos, lamentaciones, trenos'. También designado con el vocablo inicial 'eika' = ¡Ay, cómo!
— Autor: Los 70 y la Vulgata colocan este libro a continuación del profeta Jeremías, atribuyéndoselo a él; esta atribución se apoyaba en 2 Croo 35, 25, aunque sin bastante fundamento. Otras razones desaconsejan esta atribución (cf B. de J, p. 1044).
— Fecha de composición: Se supone que ciertamente fue escrito a raíz de la destrucción de Jerusalén (a. 587). Sin duda que el libro estaba ya en su estado actual antes del 515, año de la reedificación del Templo.
— Estructura del libro: Se trata de una colección de cinco cantos fúnebres, independientes entre sí, y acaso no todos del mismo autor.
— Contenido: El género de la eika, treno, lamentación, es el del canto por los muertos. Aquí el muerto es todo un pueblo o una ciudad, personificados en una viuda y una madre que se ha quedado sin marido y sin hijos. El género había sido usado ya por l
No obstante, de en medio de tanta desolación surge un sentimiento de arrepentimiento y confianza en Dios, lo que constituye el valor permanente de la obra. Los judíos la recitan en el gran ayuno conmemorativo de la destrucción del Templo, y la Iglesia la utiliza durante la Semana Santa para evocar el drama del Calvario.

MENSAJE DENTRO DE LA HISTORIA DE LA SALVACION

¿Qué significó la expresión lírica, y más concretamente el libro de los Salmos, para el pueblo judío en su vivencia religiosa? El hombre judío, al igual que todo hombre religioso,

necesitó ponerse en comunicación con Dios, tanto más el hombre judío con el que Dios se había puesto en comunicación primero.

En la clasificación de los salmos hemos podido apreciar las diversas funciones que a nivel individual y, sobre todo, a nivel social, en la liturgia del Templo, ha desempeñado el libro de los Salmos. Es el salterio el libro del AT que más al vivo descubre al Dios del pueblo de Israel. En este sentido destacamos algunas de sus afirmaciones:

• Categórica profesión de monoteísmo, con frecuentes invectivas contra la idolatría de los otros pueblos.
• Dios es el creador de todas las cosas y él es el que dirige la historia de todos los pueblos y los rige justamente.
• A pesar del negro panorama que invade bastantes salmos, sin embargo, de todos ellos emerge una sincera confesión de la santidad, de la justicia y de la bondad de Dios, en la que siempre se termina depositando la confianza.
• El oráculo contenido en algunos salmos trasciende la referencia a posibles personajes históricos del AT, teniendo una indiscutible connotación mesiánica.

MENSAJE PARA HOY

Los salmos tienen actualidad; prueba de ello es que la Iglesia continúa usándolos con profusión en su oración pública, particularmente en la Liturgia de las Horas. No obstante, hay también mucha gente que prescinde de su rezo: su lenguaje les resulta anticuado, y la mentalidad que reflejan, inadecuada. En parte pueden tener razón: no podemos rezar nosotros muchos salmos como los rezaron los judíos; habrá que hacer una adaptación; incluso en algunos casos lo mejor será prescindir de ellos. Pero hay otros muchos que conservan su vigencia primigenia: la expresión de sentimientos que surgen de lo más profundo del corazón humano en su confrontación con Dios tiene un valor permanente; como lo tiene la poesía de todos los grandes líricos de la humanidad.

En su empleo tengamos presentes las recomendaciones que nos hace Alonso Schókel:

"No pensemos que a la primera todos los salmos se nos someterán y los sentiremos como propios, tampoco pensemos que todos los salmos son para todos en cualquier circunstancia. El libro de los Salmos es un repertorio y como tal se ha de usar: por una parte, con fidelidad, para no desterrar de nuestra espiritualidad componentes esenciales (por ejemplo, la alabanza, la sed de justicia, el respeto sobrecogido); por otra, con libertad, para reconocer el momento de nuestra vida, de nuestra comunidad, del ciclo litúrgico en la Iglesia. Tampoco tengamos miedo de cambiar y adaptar en privado; demos tiempo a estas palabras para que resuenen y se dilaten. Y un día, aprendido su lenguaje, quizá seamos capaces de componer otras oraciones a su semejanza. El libro de los Salmos es como un árbol, que plantado junto a la corriente da fruto en su sazón... El que coma de este árbol vivirá.


Tirso Cepedal Román. (2006). Curso de Biblia. Claves para leer el Libro Sagrado. MADRID: Editorial Covarrubias.